Las vitaminas son un grupo de sustancias orgánicas que deben tomarse todos los días y en pequeñas cantidades a través de la alimentación, pues son indispensables para el crecimiento y el correcto desarrollo de las actividades vitales.
Dichos micronutrientes actúan como reguladores esenciales del metabolismo, tienen acción coenzimática y llevan a cabo muchas funciones específicas. En base a su solubilidad se distinguen en:
Hidrosolubles: vitamina B1, B2, B5, B6, B12; vitamina PP; ácido fólico;
vitamina H; vitamina C.
Liposolubles: vitamina A, D, E, K.
Las vitaminas juegan un papel de enorme importancia en el desarrollo del niño, sobre todo en las primeras fases de su crecimiento: en efecto, llevan a cabo una acción moduladora de los procesos metabólicos y energéticos, son fundamentales para el desarrollo óseo, intervienen en los mecanismos de defensa y protegen del estrés oxidativos. En concreto, en los niños prematuros un suplemento de las vitaminas D, E, K y B6, del ácido fólico y la integración de la vitamina A, que parece prevenir complicaciones pulmonares, está siempre indicado.